En todo sistema familiar se configura -a lo largo de las generaciones- fidelidades que en determinada generación ya se consideran arcaicas por lo que, lamentablemente, traen como consecuencia que los miembros de un grupo familiar determinado sufran de manera absurda. Por ello, uno de los grandes aportes que hizo Bert Hellinger a la teoría de la sistémica es su precepto sobre los “órdenes del amor”, es decir, cuando llevaba a cabo sus Constelaciones Familiares percibió que algunas conductas de “amor ciego” eran perpetuadas en repeticiones que llevaban a todo un sistema familiar a reproducirlas con destinos, incluso, muy trágicos.
De manera que descubrió cómo existen ciertos órdenes que compensan estas repeticiones y permiten conectar a las generaciones que siguen con vida, pese a los comportamientos familiares ancestrales tan arraigados. Y lo más importante: les otorga poder y libertad a los miembros para consolidar su propio destino, invitando a todo el sistema familiar a la reconciliación y el respeto.
¿Por qué es tan difícil desvincularse del clan?
Porque son conductas arcaicas, desde la idea de tribu, que han regido los sistemas familiares y que seguirán vigentes. Lo importante es que cada miembro tome conciencia de su proceso de “individualidad” sin dejar de honrar a todo el clan, es decir, que reconozca que forma parte de un todo, pero sin estar encadenado a conductas y patrones de comportamiento que lo limitan. Si no tomamos conciencia de esto repetiremos la misma historia y seguiremos, inconscientemente, castigándonos por la transgresión de leyes conformadas por nuestros ancestros.
Por tanto, los “órdenes del amor” de los que nos habla Hellinger hacen referencia a las reglas que se mantienen dentro de los sistemas (sobre todo los familiares) de generación en generación. Si estas normas de convivencia “sana” se rompen, se desequilibra el sistema trayendo como consecuencia la aparición de conflictos o patologías físicas y psicológicas que restringen nuestras vidas en todos los sentidos.
¿Cuáles son los “órdenes del amor?
-El de pertenencia al grupo familiar: todos los miembros de un sistema tienen derecho a ser y formar parte de este, tanto los que están como los que se han ido; indiferentemente de lo que hicieron o dejaron de hacer, tienen derecho a pertenecer. Cuando se le excluye, el sistema, se encargará de insertarlo en alguna generación posterior en forma de enfermedad o limitación para alguno de los otros miembros del sistema.
-El respeto al orden de jerarquía: es decir, el que llegó primero tiene prioridad. Por ejemplo, la relación de los padres tiene prioridad sobre los hijos, ya que gracias a esa unión fue posible la llegada de estos. Para los padres, los hijos siempre serán los pequeños. Esto no significa que hay que hacer todo lo que estos dicen o vivir la vida a su conveniencia, sino que se les debe honrar y respetar tal y como son.
–Equilibrio entre dar y tomar: debe haber un equilibrio recíproco entre ambas acciones, es decir, nos dejamos cuidar por los que nos recibieron y cuidamos y atendemos a los nuevos del sistema. Solo así se mantiene el equilibrio.
Entonces, cuando comprendamos y apliquemos los órdenes del amor en nuestro día a día empezaremos a tener un equilibrio en nuestras vidas, ya que dejamos espacio para la armonía y ocupamos el lugar que nos corresponde, sin emitir juicio. Entender y aceptar esto nos proporciona paz y sabiduría en nuestro corazón.
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